La verdad es precisamente lo opuesto: te has enamorado porque no puedes estar solo; de todas formas ibas a caer. Ibas a escaparte de ti mismo, de una u otra manera; y hay gente que no se enamora de las mujeres o de los hombres: se enamora del dinero. Empiezan a buscar dinero o una posición de poder: se vuelven políticos. Esto también es escapar de tu soledad. Si observas al hombre, si te observas a ti mismo profundamente, te quedarás sorprendido; todas tus actitudes se pueden reducir a una sola cosa: el asunto es que tienes miedo a tu soledad. Todo lo demás no es sino una excusa. La causa real es que te encuentras muy solo.
Comentario:
Alguna noche vas a encontrar a tu alma gemela, la persona perfecta que va a satisfacer todas tus necesidades y calmar todos tus sueños, ¿verdad? ¡Falso! Esta fantasía que poetas y trovadores son tan aficionados a perpetuar tiene sus raíces en secuencias del vientre materno, en donde estábamos tan seguros y éramos uno. No sorprende el que hayamos anhelado llegar a ese lugar todas nuestras vidas, pero, para exponerlo un tanto de manera brutal, es un sueño infantil. Y es sorprendente que sigamos aferrados a él tan insistentemente, ignorando la realidad. Nadie, bien se trate de tu compañero actual o de un compañero soñado en el futuro, tiene ninguna obligación de entregarte tu felicidad en una bandeja; tampoco podría hacerlo aún cuando quisiera. El amor nace, no al tratar de resolver muchas necesidades dependiendo de otro, sino de desarrollar nuestra propia riqueza interior y madurez. De esta forma tenemos mucho amor que dar y que vamos a atraer, naturalmente, amantes hacia nosotros.
|